El Herbario de Coquí

Una platforma para el compartir de saberes, la documentación cultural, y la educación comunitaria

By Alejandra Salamanca Osorio and Miguel Winograd Caycedo

Summary

Este artículo es una reflexión sobre la creación de espacios inclusivos de aprendizaje para jóvenes y sabedores que promuevan la circulación de saberes ancestrales y documenten el uso etnobotánico de plantas en Coquí, Chocó, Colombia.
Citation:
Osorio, Alejandra Salamanca and Miguel Winograd Caycedo. 2025. El Herbario de Coquí: Una platforma para el compartir de saberes, la documentación cultural, y la educación comunitaria. Journal of Folklore and Education. 12:128-143.

Cyantotypes of Matarratón Gliricidia sepium, Coca Erythroxylum coca, Papa Achín Colocasia Esculenta.

Chaparro Curatella americana, Papo Hibiscus rosa-sinensis, Escobilla Sida rhombifolia.

La organización sin ánimo de lucro Casa Múcura ha estado trabajando por más de siete años con la comunidad del corregimiento de Coquí, Chocó, en la costa Pacífica colombiana, en múltiples proyectos participativos que buscan valorar, promover y preservar los saberes y formas de vida tradicionales en una de las regiones más biodiversas del mundo. En el 2024, financiadas por la beca “Semillas de innovación” de la ONG ambiental Fondo Acción, el equipo de Casa Múcura desarrolló el proyecto “Escuchar la Tierra”, organizando una serie de talleres creativos para que los sabedores de Coquí transmitieran su conocimiento de plantas medicinales y alimenticias a los niños y adolescentes de la comunidad.

En la Escuela de Saberes Ancestrales de Casa Múcura, 25 sabedores y 15 niños afrocolomb-ianos y de la comunidad indígena Emberá trabajaron junto a cuatro miembros de Casa Múcura, utilizando la Metodología de Acción/ Investigación Participativa (PAR, por sus siglas en inglés) para crear lo que la comunidad denominó el Herbario de Coquí. El proyecto participativo duró más de dos años, en los cuales los organizadores y los miembros de la comuni-dad de Coquí utilizaron distintas herramientas para documentar los saberes botánicos tradicionales como parte del programa curricular de la Escuela: narrativas situadas, grupos focales, diálogos comunitarios y talleres intergeneracionales para la creación de un herbario de fotogramas botánicos en cianotipo.

 

Contexto: La comunidad de Coquí y la Escuela de Saberes Ancestrales

Coquí es un territorio nombrado por los indígenas Embera para atar la conexión entre la tierra y el océano. Para los locales, el ritmo del nombre alude al momento en el que las olas rompen sobre la tierra. La aldea, en la costa Pacífica colombiana, forma parte del municipio de Nuquí, en el departamento del Chocó, una de las regiones más lluviosas y biodiversas del mundo. La población de Coquí, de un total de 120 personas, está compuesta por una comunidad afrocolombiana, identificada local-mente como comunidad negra, y tres familias de indígenas Embera que alternan temporadas en el pueblo y temporadas en el bosque.

El paisaje de Coquí es complejo, mutable y fértil. Todo el territorio está en constante movimiento. El río, el manglar, el océano y el bosque húmedo tropical viven ciclos perman-entes de regeneración mediados por la plu-viometría más alta del mundo y la biodiversidad del Chocó Biogeográfico (Suman, 2007). Este costado profundo del Océano Pacífico es parte del Golfo de Tribugá, un “hotspot” natural para la protección de especies marinas y terrestres. (Mission Blue, 2019).

El clima tropical está marcado por un cielo nublado permanente que anuncia la lluvia, con truenos ocasionales.

En las últimas décadas, la comunidad de Coquí se ha organizado en torno a proyectos colectivos diversos centrados en el ecoturismo y la producción de alimentos. La escuela pública de Coquí solamente va de primero a quinto grado (educación básica o primaria), obligando a los niños y padres de familia a abandonar el territorio para completar su educación secundaria (bachillerato) o acceder a mejores oportunidades educativas. La partida de familias completas y miembros de las nuevas generaciones ha llevado a la pérdida de opor-tunidades para los vínculos intergeneracionales y el desarrollo de proyectos comunitarios.

Respondiendo a estas necesidades, la Escuela de Saberes Ancestrales surgió como un espacio que les permite a los niños que aún viven en Coquí involucrarse no únicamente en oficios tradicionales, sino además en proyectos comunitarios de sus territorios, promoviendo el aprendizaje orgánico de oficios tradicionales mediante la práctica. La Escuela de Saberes Ancestrales genera un espacio donde los sabedores de la comunidad pueden enseñar sus oficios en una ambiente educativo holístico y centrado en el medioambiente; es una plataforma que provee contenido pedagógico diseñado por y para el territorio. Este proceso ha resultado en salidas académicas de pesca y exploración de la selva, la documentación de plantas a través del arte, la creación de bailes y cantos originales, la construcción de una huerta comunitaria en la Escuela de Coquí y el entrenamiento de los niños como guías en el Museo de Coquí, una plataforma para mostrar y pensar la herencia natural y cultural de la región Pacífica de Colombia.

El proceso de documentación

Para la creación del Herbario de Coquí, llevamos a cabo siete sesiones de grupos focales con los sabedores tradicionales de plantas, los niños, niñas y jóvenes. En estas sesiones, de más de tres horas cada una, compilamos una lista de 100 de las plantas más importantes para la comunidad. La comunidad identificó las propiedades medicinales, nutricionales y esotéricas de las plantas utilizadas por las comunidades emberá y afrocolombiana/o/s de Coquí. También creamos fichas informáticas detalladas que incluían los usos de las plantas, los métodos para prepararlas, contraindica-ciones y los lugares específicos del territorio donde se encuentran.

Para incentivar el conocimiento de las plantas locales, organizamos un taller semanal durante un año en la Escuela de Saberes Ancestrales en el que participaron sabedores y niños, niñas y adolescentes. Estas sesiones buscaban fortalecer la comprensión de las plantas mediante prácticas como baños medicinales, fabricación de ungüentos, hierbas aromáticas y caminatas sensoriales de forrajeo en la selva, el río y el pueblo. Estas actividades ayudaron a identificar las plantas más importantes para la comunidad y llevaron a una reflexión sobre la relación entre la salud del cuerpo y el cuidado del territorio.

Las sesiones prácticas de entrenamiento de plantas medicinales para los niños, niñas y adolescentes del pueblo también fueron integradas con la creación de narrativas situadas—sesiones de escritura creativa donde se les pedía a los niños expresarse sobre sus plantas favoritas y los poderes que les gustaría adquirir de cada una. En estas sesiones, escribieron sobre los poderes sanadores del aloe vera, la dulzura del perfume de la albahaca, el sabor y las cualidades protectoras del ají y la suavidad y abrigo del algodón.

Después de más de veinte sesiones con los sabedores tradicionales de la comunidad y los niños, niñas y adolescentes, la comunidad descubrió nuevas maneras de conectarse con las plantas mediante talleres de cianotipo con el artista Miguel Winograd. En la publicación final del Herbario de Coquí, se utilizaron fotogramas botánicos en cianotipo de cada planta y la información compartida por la comunidad en las sesiones de trabajo colectivas. La publicación incluye información detallada de 90 plantas ut-ilizadas localmente para el cuidado de la salud.

Talleres de Fotogramas en Cianotipo

El Herbario de Coquí es una plataforma para reflexionar sobre el uso local de plantas, la conexión diaria con el territorio, el conoci-miento local y la identidad comunitaria en torno al significado de pertenencia, salud y tradi-ciones. Trascendiendo baches intergeneracion-ales y honrando tanto la sabiduría emberá como la afrocolombiana, la iniciativa promueve un conocimiento más profundo de la biodiversidad y el cuidado/manejo ecológico entre las genera-ciones más jóvenes. La plataforma existe ahora como un documento publicado y una exposición en el Museo de Saberes local para continuar con la educación comunitaria, revitalización cultural y activismo ambiental, basado en las voces y visiones de la gente de Coquí.

En octubre del 2024, los talleres del proyecto culminaron en un ejercicio de una semana en el que sabedores, niños y mediadores crearon fotogramas en cianotipo de más de 50 plantas distintas, reforzando la habilidad de los niños para identificar especies botánicas y efectivamente creando un catálogo visual del Herbario para usos prácticos y pedagógicos en el futuro.

El cianotipo es una de las primeras técnicas fotográficas en la que se utilizan soluciones a base de hierro para formar una sustancia fotosensible que es aplicada sobre papel o tela. La técnica fue desarrollada por el gran naturalista inglés del siglo XIX, Sir John Herschel, y utilizada para publicar el primer herbario fotográfico de la historia en 1843, Algas británicas de Anna Atkins. En lugar de fotografiar especímenes botánicos con una cámara, Atkins los colocó en contacto directo con el papel sensibilizado y los expuso a la luz solar. El papel registró una impresión directa y detallada de las minucias de la silueta de la planta y las nervaduras de sus hojas, un trazo azul de la opacidad variable del espécimen o una “emanación del referente” directa, en las palabras de Barthes (2010). La reacción del hierro a la luz resultó en una imagen formada por una escala de tonalidades de azul de Prusia, de ahí su nombre: cianotipo de kyanos, un término del griego antiguo para nombrar el azul oscuro. Investigaciones recientes han resaltado el “enmarañamiento” de plantas y humanos en el desarrollo de la técnica fotográfica temprana en el siglo XIX. El fotograma—un proceso “protofotográfico” sin cámara donde las hojas u otros objetos con colocados en contacto directo con papel fotosensible y expuestos a la luz—son un ejemplo paradigmático (Hoffman, 2024).

Relativamente fácil de aprender, barato y no-tóxico (al contrario que los procesos a base de plata), el cianotipo es enseñado regularmente como una introducción a las bases rudimentarias de la técnica fotográfica (James, 2016). Sin necesidad de ahondar en los detalles químicos, niños de todas las edades pueden experimentar creando impresiones de hojas, raíces, ramas etc y ver resultados concretos, palpables en minutos. A pesar de la dificultad de un ambiente con humedad del 100% (y gracias a las intensidad de un intermitente sol tropical), los participantes en los talleres —niños de entre 2-12 años de edad y sabedores de más de 40— intuitivamente comprendieron la esencia de la técnica del cianotipo. También resultó ser un medio estimulante para fortalecer las lecciones de los sabedores sobre la exuberante diversidad de plantas medicinales y nutricionales locales que le habían enseñado a los niños en la Escuela de Saberes Ancestrales. Los niños, niñas, y adolescentes, sabedores y miembros del equipo de Casa Múcura, en efecto, crearon un catálogo visual—un Herbario— de más de 50 plantas medicinales. Las imágenes fueron cotejadas con la investigación de más de un año que catalogaba los nombres comunes y científicos de las especies y detallaba sus usos medicinales y los métodos para prepararlas y aplicarlas. Esta investigación comprensiva fue publicada en línea como parte de los resultados de la beca de Fondo Acción.

Esta documentación creativa y colectiva (fotogramas botánicos artísticos, narrativas situadas y farmacopea médica vernácula) también ha circulado por distintos medios: exposiciones interactivas de museo, publica-ciones académicas, objetos de arte, ropa, juegos de naipes, etc. Los participantes de los talleres de Coquí hicieron cianotipos de sus plantas directamente sobre prendas de algodón las cuales fueron muy populares en la comunidad. Las imágenes del Herbario también han sido reproducidas en distintos materiales y escalas en una exposición montada en el Museo de Saberes de Coquí. Distintas versiones de esta exposición también fueron montadas en el Explorer’s Club y en el consulado colombiano en Nueva York. La Escuela, adicionalmente, planea publicar el Herbario como un juego de cartas/fotolibro interactivo. Los distintos medios para compartir esta investigación multidisciplinaria con distintos públicos son todas herramientas para promover, preservar y proteger el saber profundo e íntimo de sus territorios que albergan las comunidades afrocolombianas e indígenas.

Conclusión

Al principio del proyecto, los niños y jóvenes comenzaron a reconocer que las plantas juegan un papel importante en el cuidado y la sanación del cuerpo. Ellos identificaron el cuidado del territorio con la colecta de basura y la reducción de la tala. Para el final del proyecto, el grupo de la Escuela de Saberes Ancestrales había aprendido a reconocer, recolectar, e identificar más de noventa plantas que puede utilizar para hacer bebedizos, baños y pomadas. Por otro lado, también asociaron la protección del territorio con el cuidado de los manglares, la recolección y salvaguarda de semillas locales para sembrar, y el cuidado y uso de plantas como parte fundamental de su cultura y soberanía alimentaria. (Esta información proviene de un análisis cuantitativo realizado al comienzo y final del Proyecto.)

La región del Pacífico colombiana es  ambientalmente única así como amenazada por un rango de fuerzas destructivas. Varios grupos armados involucrados en el prolongado conflicto armado colombiano ejercen distintos grados de control territorial sobre el territorio que sirve como punto de embarque estratégico para la exportación de cocaína. La mayoría de las comunidades locales viven en la pobreza. Pese a su mega-biodiversidad, las corrientes marítimas traen olas de micro-plásticos a las playas locales. Algunos de estos desechos provienen de las lejanas costas asiáticas del océano Pacífico. La falta de oportunidades económicas, entre otros factores, aleja a las generaciones más jóvenes de las formas de vivir y conocer su entorno natural que heredaron de sus ancestros. Proyectos como Escuchar la tierra resaltan la importancia de promover y proteger la transmisión de este conocimiento. El proyecto podría servir como ejemplo para que comunidades creen metodologías participativas que le permitan a los niños y sabedores compartir sus intereses, comunicarse y experimentar con distintas formas para co-crear nuevas formas de aprendizaje.


Alejandra Salamanca is an anthropologist with an MA in Anthropology of Food from SOAS University of London. She has worked for more than nine years in the creation of participatory methodologies, community projects, and associative strategies, focused on food heritage, gender, and biodiversity. She is currently professor at the Universidad del Rosario. She has been involved in the creation of participatory research initiatives in New York and London with organizations such as Migrateful UK and Los Herederos NYC. She facilitates food sovereignty and agroecology processes with migrant populations, Indigenous peoples, and Black communities in Colombia and the United Kingdom. Alejandra is co-founder of Casa Múcura and the current project director. She is a columnist for several alternative media and author of the books Abrazar la tierra: Memorias colectivas de la Cocina Ancestral de Coquí, Chocó, 2022 winner of the Best African American Cookbook award at the Gourmand World Cookbook Awards 2023, and Sucre Sabe Diferente, 2023. Both book projects explore the intersections between identity, heritage, food, and ecology.

Miguel Winograd is a Colombian photographer and historian. He is interested in the complex interconnections in the landscapes of the tropical Andes, histories of environmental resistance and regeneration, and narratives of social conflict. His work has been exhibited internationally and published in different media, including The New York Times, The New Republic and El País. He teaches courses on photographic technique and the history of photography.

Find more at Miguel Winograd https://www.miguelwinograd.com.

Casa Múcura is a nonprofit organization dedicated to fostering peace, cultural education, and sustainable development in the Gulf of Tribugá, promoting community-led initiatives that honor the land, support collective economies, and strengthen the social fabric, with a special focus on creating spaces for dialogue, cultural exchange, and holistic development. The mission is to co-create spaces where creativity, reflection, and dialogue intertwine with ancestral knowledge, fostering generational renewal and the self-management of community projects.

 

Works Cited

Barthes, Roland. 2010 [1980]. Camera Lucida. New York: Hill and Wang.

Hoffman, Felix. 2024. The World on the Wayside and the World on the Brink: Images of Plants from Anna Atkins to BASF. In Science/Fiction: A Non-History of Plants.,  eds.Victoria Aresheva and Clothilde Morette. Leipzig: Spector Books.

James, Christopher.  2016.The Book of Alternative Photographic Processes, 3rd ed. Boston: Cengage Learning.

MissionBlue. 2019, https://mission-blue.org/2019/08/stop-the-tribuga-gulf-sea-port-latest-hope-spot-in-colombia-celebrates-wondrous-biodiversity-and-need-for-official-protection, August 28..

Suman,Daniel. 2007. Globalization and the Pan-American Highway: Converns for the Panama-Columbia Border Region of Darién-Chocó and its Peoples. 38 U. MIA Inter-Am. L. Rev. 549,   https://repository.law.miami.edu/umialr/vol38/iss3/3. 

URLs

Fondo Accion https://fondoaccion.org

Casa Murica https://www.casamucura.com